En mi infancia, durante el verano y las vacaciones, recolectaba las sensaciones vividas en el Pirineo con mis amigos o en el campo de excursión con mi padre y las guardaba en mi cabeza, para luego durante el invierno, mientras estaba sentado delante del pupitre escuchando al profesor explicando no se qué cosas, seguramente muy interesantes, recurrir a aquellas imágenes de las montañas, de sus ibones, de sus verdes praderas soleadas, de la libertad sentida en esos momentos, y de la niñez casi salvaje, que creo yo, es la época más feliz de la vida.
Recuerdos de aquellos dias.
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